LA NOCHE ESTRELLADA
VICENT VAN GOGH
(reelaboración
de Arte Torreherberos, vggallery.com, minibar.wordpress e ideas personales)
Fecha de realización: Junio de 1889
Dimensiones: 73.7 x 92.1 cms.
Materiales: Oleo sobre lienzo.
Ubicación: Nueva York, the Museum of Modern Art
El cuadro es uno de
los muchos que Van Gogh pintó desde la ventana de su celda. Hay en él partes
que corresponden a una realidad como el paisaje ondulado de los montes Les
Alpilles y las plantaciones de olivos, así como la situación de los astros en
el cielo, donde quedan perfectamente reflejadas la constelación de Aries, la
Luna y Venus.
Es imaginario el
pueblo que el artista sitúa sobre el lugar donde solo existen algunas casas de
campo aisladas. Son reales, pero desplazados de lugar, dos elementos que juegan
un papel importante en la interpretación del cuadro: el ciprés, que es tomado
de los árboles que rodeaban el monasterio y, si bien no coincidían con su
ventana, él podía verlos lateralmente, y en primer plano, con una perspectiva
similar a la que aparece en el cuadro, donde solo se aprecia la parte alta del
árbol ya que la habitación del pintor se encontraba en una planta alta; y la
iglesia que, según Boime, se trata de Saint Martín, situada al Norte del
hospital, y no al Este como lo pinta Van Gogh.
Los astros se
encuentran magnificados por una serie de círculos concéntricos que pueden
representar su luminosidad así como sus movimientos giratorios en su
desplazamiento por el espacio. Unas ondulaciones atraviesan el cielo de
izquierda a derecha que representan la Vía Láctea y la forma en espiral de las
galaxias, hecho que hacía relativamente poco tiempo que había sido descubierto
por algunos astrónomos. Paralelo a las ondulaciones del terreno aparece una
banda plateada que, según Boime, podría representar las primeras luces del
amanecer.
La técnica pictórica es la caracterísitca del Van Gogh adulto: pinceladas muy gruesas, violentas y muy vibrantes. A veces, largas,muy largas; a veces, cortas, casi puntuadas. Todo al servicio de mostrar en cada caso sus sentimientos alrededor de los objetos representados. Probablemente, en muchas zonas, la aplicación no sea con pincel sino con espátula o incluso, a mano. Esas pinceladas largas no son diluidas sino muy pastosas, con mucha carga matérica para acentuar las sensaciones que el pintor quería expresar.
Aunque va a ser el color el protagonista de la obra, Van Gogh no renuncia a la linea, contínua para fijar objetos dentro de las masas de color y discontinua para expresar el nerviosismo, la fuerza interior que le lleva a expresar sus dudas metafísicas, religiosas o existenciales alrededor de su vida, su enfermedad y todo lo que le rodea.
Van
Gogh utiliza una paleta de colores fríos a excepción del amarillo/verde de las
estrellas. Las diferentes variedades de azules se entremezclan con pinceladas
de negros, blancos y verdes para generar esos remolinos que forman la noche. Podemos afirmar que hay
varios usos del color en este cuadro: cromatístico-compositivo, ya que el ciprés tiene un color verde intenso que
contrasta con el fondo azul y refuerza
su posición en primer plano, el pueblo y los campos en tonos muy oscuros y poco
luminosos frente a los tonos saturados y luminosos del cielo. Tiene un valor simbólico
por cuanto las estrellas arremolinan alrededor de ellas los tonos más cálidos
mientras el mundo real, el pueblo y los campos concitan los tonos más fríos y
oscuros. Igualmente, y como aun Van Gogh se ata a la tradición clasicista de la
pintura, los colores crean formas y volúmenes de los objetos, a través de
sombras y cambios de tonalidad y pincelada.
En este paisaje (que es la
vista exterior desde la ventana del sanatorio mental de Saint-Rémy), podemos
diferenciar diferentes planos: el primer plano se lo llevan los cipreses, que
según le dijo en una carta a su hermano “son como un obelisco gigante”,
el segundo plano corresponde a la ciudad, donde es muy llamativa la terminación
de la iglesia del pueblo francés. El tercer plano es una notable línea diagonal
encontramos las montañas. Por último está el cielo estrellado que ocupa más de
la mitad del cuadro, con unas estrellas muy luminosas y una especie de remolino
de estrellas con una pincelada corta y muy retorcida. De esta obra se puede
decir incluso que algunos estudiosos del arte han descubierto que Van
Gogh realizó este cuadro en tiempo real poniendo velas en un sombrero de paja
para iluminarse.
Es muy típico en Van
Gogh poner la línea del horizonte muy baja, con lo que queda mucho espacio para
esos cielos tormentosos, eléctricos y sinuosos.
Es
de destacar el tratamiento de la luz de las estrellas como puntas de luz
envueltas en un halo luminoso a su alrededor, obtenido con una de las
pinceladas más personales de la historia de la pintura: un trazo a base de
espirales que dominan el cielo y los cipreses de primer plano, tomando como
inspiración a Seurat y la estampa japonesa.
Van Gogh no concedió
mucha importancia a este cuadro, al que tan solo cita en tres de sus cartas y
Theo solo en una. Como ejemplo de esta escasa valoración pueden citarse dos
hechos:
La confección del
cuadro coincide con la Exposición Universal de París de 1889, y, deseando todos
los artistas de vanguardia realizar una exposición a la altura del evento
internacional, que compitiese con los Salones Oficiales, Van Gogh prefirió
presentar "Noche estrellada sobre el Ródano", que no tuvo mucha
aceptación, en lugar de "Starry Night". Tampoco muestra mucha prisa
por enseñárselo a su hermano al posponer su envío, e incluso su propio
comentario parece peyorativo: "sus líneas están retorcidas como en un
antiguo grabado en madera".
El propio Theo
advierte algo especial en el cuadro, pero no se da cuenta de su importancia. Lo
considera como si Vincent estuviese buscando un nuevo estilo, y advierte a su
hermano, indirectamente y con mucha diplomacia, criticando a Gauguin por la
influencia japonesa que muestra en sus cuadros, y alabando a Guillomin por
mantenerse en su propio estilo. Para no comprometerse termina diciendo que cada
artista es libre de expresarse como quiera.
"La noche estrellada sobre el Ródano", otro ejemplo de paisajismo nocturno de VG
Cuando Vincent pinta
este cuadro lleva internado, por su propia voluntad, en Saint Rémy
aproximadamente un mes. Se ha adaptado bien al ambiente, tiene mucho tiempo
para pintar y espera su curación. No tiene, pues, ninguna intención de
marcharse y así se lo comunica a su hermano. Tan sólo hace mención en alguna
ocasión a la mala calidad de las comidas. Su deseo de volver al Norte,
manifestado por carta y en algunos cuadros, (Memorias o recuerdos del Norte),
surge más tarde, cuando, tras algunos ataques, relaciona el clima de la
Provenza con su enfermedad.
Todavía no han
comenzado sus pesadillas religiosas, que surgirían durante el primer ataque en
Saint Rémy, un mes o mes y medio después de terminar este cuadro.
Hay que recordar el
interés de Van Gogh por las lecturas literarias y científicas. Conocía los
últimos descubrimientos astronómicos por el seguimiento que hacía de los
artículos de divulgación que aparecían en revistas especializadas como
L´Illustration, L´Astronomie, y Harpers´ Weekly. Apreciaba los trabajos de
Flammarion, astrónomo muy popular en su época, equivalente en la nuestra a Carl
Sagan o a Isaac Asimov. Por tanto conocía la teoría de que la Tierra forma una
unidad con el cosmos, y que obedece, como los otros planetas, a las mismas
leyes de Kepler, y que cuando la exploramos, es como si explorásemos los demás
cuerpos celestes.
Van
Gogh había dicho que cuando tenía una terrible necesidad de religión, se iba
por la noche a pintar las estrellas. Parece como si esta frase fuese biunívoca.
Parece como si la contemplación de las estrellas originara una terrible
necesidad de religión que se calmara con la pintura. El artista, invadido por
tantos sentimientos afectivos, estéticos y religiosos tomó los pinceles y, como
un autómata, como si alguien guiara su mano, pintó su gran obra maestra. Tal
vez por ello nunca se dio cuenta de lo que había realizado.
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