sábado, 28 de abril de 2012

El triunfo del expresionismo

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Nuestro autor es uno de los pintores más reconocidos de su tiempo. No entre sus mecenas, muy denostado por su estilo y sus formas pictóricas (un cardenal llegó a decir de su Madonna dei palafrenieri  «En esta pintura todo es vulgaridad, sacrilegio y disgusto. Una cosa puedo decir, es un trabajo hecho por un pintor que no pinta bien, con un espíritu oscuro y que ha estado alejado de Dios durante mucho tiempo, y también de cualquier otra cosa buena»), pero sí por todos los pintores que le siguieron. No hay ninguno que no probara su técnica, sorprendidos por sus efectos aunque luego todos y cada uno siguieran su propia evolución estética.

Su técnica para utilizar focos de luz dirigida, crear ambientes de sombra y oscuridad y resaltar partes de los cuerpos o zonas de los cuadros con una total lumniosidad es conocida como Tenebrismo. Quizás sea esto y su exacerbado realismo naturalista lo que más gusta de este autor.

Hoy, yo me quiero centrar en otro aspecto. La expresividad de sus imágenes supera a todo lo visto antes. La serenidad renacentista es desbordada ampliamente. Parece que Tintoretto o El Greco hubieran madurado en el estilo de este hombre. La expresividad casi rayando el expresionismo se mezcla con un gusto por el feismo llegado de lo mundano de sus modelos. Como dice el maestro Gombrich " él sólo tiene el propósito de copiar fielmente la naturaleza, nos parezca bella o fea (...) e hizo todo lo posible para que los personajes de los textos antiguos parecieran reales y tangibles. La luz y la sombra colaboró a este fin".

Yo lo he tenido siempre claro. El tenebrismo es un arma para lograr el más absoluto y radical naturalismo. Nadie antes se lo había propuesto. Él sí y el arte religioso cambió con él para siempre.

Vamos con la parte procedimental:

¿Podrías decir quién es el autor (nombre y apodo) que estamos considerando? ¿Qué otros pintores tanto o más famosos que él siguen sus pasos tenebristas en sus primeras obras? Pon cuatro o cinco ejemplos de autores y obras.

¿Podrías decirme qué obras del autor están reflejadas en esos fragmentos? Nombre, localización si lo sabes y fecha aproximada.

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jueves, 26 de abril de 2012

Los olvidados del temario...

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Hacer una entrada de arquitectura barroca española es una osadía. Me van a disculpar los colegas porque seguro que no cubre sus expectativas y le parecerá tosca y pobre, y me van a disculpar mis alumnos porque quizás les parezca en exceso complicada.

En fin, hay  que dar gusto a nuestros clientes naturales: los alumnos. Simple y sencillo, en la medida de lo posible.

No podemos olvidar que la monarquía Hispánica y los reinos peninsulares están, en el siglo XVII, en una crisis económica terrible, iniciada al final del reinado de Felipe II y en pleno auge durante los reinados de Felipe III y, sobre todo, de Felipe IV. Hay tres datos simples que marcan el nivel de la crisis: uno, el descenso demográfico brutal en ese siglo, de casi 2 millones de habitantes en Castilla; otro ejemplo pueden ser la venta masiva de juros o préstamos personales que la nobleza y la Monarquía tuvieron que hacer para compensar sus pérididas de ingresos y sus crecientes gastos. Por fin, las repetidas bancarrotas del Estado, que le obligaron entre otras cosas a dejar de pagar a los Tercios en Flandes y Alemania, llegando estos a sublevarse contra sus generales por llevar meses sin paga.


En fin, esto nos lleva a entender porqué gran parte de la arquitectura barroca española es religiosa. Es la Iglesia (monasterios, obispados, parroquias, cofradías, ...) son las únicas instituciones con suficiente crédito como para encargar edificios y obras de arte en general. La monarquía realiza algunas grandes obras como el palacio del Buen Retiro, en Madrid, pero habrá de esperar a la recuperación política y económica del siglo XVIII para que los reyes se conviertan, otra vez, en mecenas artísticos de primer orden con construcciones de la talla del Palacio de La Granja de San Ildefonso, Aranjuez o el Palacio Real de Madrid.

Es aventurado dar características en un estilo tan variopinto y diferente a lo largo de la geografía española y tan extendido en el tiempo. Quizás hay dos muy claras: 
una, el carácter ornamental y la exhuberancia decorativa de que hacen gala los edificios, bien sea en su interior, bien sea en sus fachadas-retablo. Guirnaldas, molduras partidas, baquetones quebrados, cartelas vegetales, esculturas en relieve o exentas, hornacinas, frontones curvos y rectos, partidos o no, estípites, columnas salomónicas, entablamentos rotos, alabeados o en zig-zag, ménsulas, escudos, oculos, camarines, y un sin fin de elementos más clásicos o evolución de los mismos. Todo ello realizado utilizando materiales pobres como estuco, ladrillo, yeso o madera y materiales nobles como el mármol o la piedra. Pero siempre mostrando un estilo con tendencia a ser más recargado que en épocas anteriores.
La otra sería la simplicidad constructiva y formal de los edificios; plantas de cruz latina y una sola nave con transepto y cúpula, capillas entre contrafuertes,  al estilo de Il Gesú de Roma, lejos de las fromas de los arquitectos italianos. técnicamente son simples porque no hay recursos pero porque la decoración hace el resto.

Si tuvieramos que dividir este largo periodo de casi dos siglos en etapas artísticas yo propondría la siguiente simple división. 
Un primer periodo, desde 1590 hasta mediados de siglo XVII (1640) de continuo declive, con un estilo heredero del Herreriano anterior, muy sobrio, austero, apenas decorativo y con edificaciones de gran simplicidad formal y constructiva. Destacaríamos a Juan Gómez de Mora y entre las obras clave, el Monasterio de la Encarnación de Madrid, la Plaza Mayor de la misma ciudad y la fachada de la iglesia de la Clerecía de Salamanca.




Un segundo momento sería el reinado de Carlos II (1640 hasta 1700) donde se produce una recuperación económica y aparecen los mejores ejemplos de riqueza decorativa. Aquí hay una variedad enorme de autore pero podríamos destacar a Alonso Cano y su fachada de la catedral de Granada o a Herrera del Mozo y la Basílica del Pilar.


Entrados en el siglo XVIII el barroco español, como en casi toda Europa, se desgaja entre una contibuidad del periodo anterior y un estilo cortesano, heredero del clasicismo francés del reinado de Luis XIV. La familia Churriguera responde al primer modelo mientras que serán arquitectos italianos como Juvara o Sachetti los que encarnen el segundo modelo. El Retablo de San Esteban de los Dominicos de Salamanca y la Plaza Mayor de la misma ciudad son obras destacadas de José Churriguera y Alberto Churriguera, el Antiguo Hospicio de Madrid de Pedro de Ribera, el Palacio de San Telmo de Sevilla, obra de Matías Figueroa o la Fachada del Obradorio, de Casas y Novoa son los mejores ejemplos del estiulo continuista. Los Palacios antes citados de Madrid, Aranjuez y la Granja los mejores ejemplos del estilo cortesano afrancesado.




jueves, 12 de abril de 2012

Dos genios, un objetivo: revolucionar la arquitectura


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BORROMINI vs BERNINI

Dos colosos de la arquitectura. Dos figuras geniales. La arquitectura después de ellos ya no volvió a ser la misma... pero también una enemistad eterna, un odio sin límite: el maestro, Bernini, siente la fuerza volcánica del aprendiz, Borromini. La admiración entre ambos se transforma en rivalidad, primero, y en desprecio y odio después.

Bernini se convirtió en el preferido de los Papas. Protegido por los Barberini y, en concreto, por Urbano VIII, pudo desarrollar todo un programa artístico complejo con todos los medios a su alcance. Jóven, hombre de mundo, exitoso, llamado por Luis XIV para diseñar Versalles, su estilo es más académico y clasicista.
La llegada de Inocencio X -inmortalizado de forma genial por Velázquez- al trono papal en 1644 supone el ascenso de la estrella de Borromini y la caída de su maestro. Apenas pudo disfrutar de su bonanza cuando un nuevo Papa -Alejandro VI- repuso a Bernini como maestro de obras del Vaticano. Su venganza fue terrible. Borromini terminó su vida rematando antiguas obras, mendigando, sólo, abandonado... depresivo, sintiéndose perseguido y despreciado, finalmente se suicidó.

Soy declaradamente Borrominiano desde aquel día -hace ahora 25 años- en que ví en Roma San Carlo alle Quattro Fontane y San't Ivo alla Sapienzia. ¡Cuánta genialidad arquitectónica concentrada en tan poco espacio! Imaginativo, rompedor, provocador en las formas, profundamente religioso supo darle a sus obras ese punto que buscaba la Contrarreforma.

Borromini se ofreció en cuerpo y alma a la arquitectura -"¡Yo no he venido al mundo a copiar las columnas del Coliseo!!", llegó a decir-. Bernini, humanista total fue elogiado tanto como arquitecto como escultor.

Os propongo un juego... Os ofrezco imagenes de obras de ambos genios. Decidme cuál es de cada quién pero decidme también donde está la novedad arquitectónica que aparece en cada caso que hizo de estos hombres inigualable ejemplo para los arquitectos del siglo XVII y XVIII.









Responde ordenando de izquierda a derecha y de arriba a abajo.
Venga, venga...

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How do you say in English...?

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