EL PODER DE LA BANCA
Por fin dejamos Cantabria, no sin antes hacer una rápida visita a Santander capital. Nuestros rumbosos pies -más bien, las ruedas de nuestro C5- nos llevarán en breve a Galicia y Portugal.
Allí, en un Santander exultante por los actos culturales de promoción de su candidatura a capital Cultural europea en el año 2016, pudimos contemplar junto a unos amigos el magnifico edificio histórico del Banco de Santander.
Hoy en día este banco es la principal corporación financiera de nuestro país y está entre las 100 primeras del mundo. Pero su andadura hay que remontarla a 1857 cuando los gobiernos moderados pusieron en práctica la ley de sociedades de crédito que los progresistas aprobaron en 1856. De ella surgio un banco con neta vocación comercial y muy vinculado a las exportaciones al mercado americano.
La repatriación de los capitales cubanos tras la crisis de 1898 fomentó el desarrollo de una banca moderna, de origen netamente español. Frente al Crédito Moliliario de los Pereire o al Lyonnais de los Rothschild, entre 1900 y 1920 tres nuevas entidades se unieron al bollante crecimiento del Santander: el Banco Hispanoamericano (1900), Español de Crédito (1902) y Central (1919). Estas bancas se dispusieron a mostrar su fuerza como empresas creando unas sedes centrales dignas de su volumen de beneficios y negocio.
Así, el Banco Central le encargó a los arquitectos Antonio Palacios y Manuel Otamendi una sede en estilo historicista, al gusto francés. Terminada en 1918 y ampliada a finales de los años 40 del siglo xx, ofrece una fachada clásica flanqueada por cuatro cariátides que le han otorgado su nombre popular. Muchos llaman al estilo de Palacios "empirismo ecléctico", por cuanto mezcla presupuestos historicistas y clásicos con soluciones arquitectóricas y decorativas más cercanas a las nuevas ideas del estilo Moderno. Lo sorprendente es lo bien que cierra el conjunto de la Gran Vía y como junto al Banco de España, el edificio de La Unión y el Fenix y el Ateneo dotan de una grandiosidad a la zona propia de las grandes capitales europeas.
Junto a este, y tras la declaración por el ministro de economía Echegaray, en 1874, de banco único emisor, el Banco de España se convierte en la institución clave de la política financiera y meonetaria del país, siempre bajo dirección del gobierno. El incremento de actividades generó las necesidades de espacio y el Consejo director se propuso la construcción de una nueva sede, gestionando la compra del Palacio de Alcañices, propiedad del Duque de Sesto, y por cuya adquisición pagó el precio de unos tres millones de pesetas.
Las obras del nuevo edificio se hicieron siguiendo el proyecto de Eduardo Adaro y Severiano Díaz de la Lastra, proyecto con el que estos arquitectos ganaron la medalla de oro de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1884. Ese mismo año, el 4 de julio, se ponía la primera piedra del Banco, en un acto solemne, con la presencia de su majestad Alfonso XII. Sin duda, lo más llamativo de este edificio es el chaflán que cierra el conjunto de fachadas, vinculadas estas a toda una serie de patios interiores. Las fachadas recogen un repertorio decorativo ecléctico, aunque la sobriedad de zócalos y plantas bajas acentúan la idea de solidez representativa que corresponde a la institución que alberga. La adecuada gradación del tamaño de vanos en las distintas plantas y su variedad compensan la marcada horizontalidad del conjunto.
No sólo los bancos con sede en Madrid crearon nuevos edificios. También los bancos del País Vasco, Cataluña o Cantabria buscaron enaltecer su negocio con la construcción de una sede social. Siempre edificios de sesgo historicista, por cuanto este estilo se amoldaba perfectamente a las pretensiones de inmutabilidad y durabilidad del negocio bancario, a la vez que era muy del gusto de la burguesía triunfante en Europa. Pero también son grandes moles, que demuestran solidez y capacidad técnica y financiera para desarrollar proyectos arquitectónicos complejos.
Otro buen ejemplo es la sede del Banco de Bilbao en la propia ciudad de Bilbao. Construido en un estilo muy francés por Lavalle entre 1.862 - 68, es reformado más tarde por Severino de Achúcarro, creador del ensanche de la ciudad. Hoy es Sala de Exposiciones Culturales y Archivo Histórico. La ampliación del negocio hacia la capital de España impuso la construcción de una nueva sede en la calle de Alcalá de Madrid, de la que detaca también su marcado historicismo monumental y sus decoraciones escultóricas.
Finalmente, la sede del Banco de Santander en la ciudad matriz de la banca. La fuerte presencia del edificio es cuestinada hoy por otras construcciones como el Palacio de Conciertos, obra de Saénz de Oiza. Pero aun así es un edificio de una enorme grandiosidad ya que su fachada, muy tradicional, se rompe por el gran arco que permite el paso a la calle Sautuola desde el paseo Pereda. Construido en 1923 muestra claramente la pretensión de sus nuevos directores, los Botin, de hacer de este banco regional una banca nacional de referencia. La obra es del arquitecto Javier González de Riancho y está coronado con esculturas de Planes. Fue construido en la década de los 40.
Su imponente facha de cinco pisos, su simetría, sus decoraciones clásicas pareadas en el cuerpo central de cada una de las dos alas que flanquean el arco y la decoración de hierro en balcones y escultórica en sus balaustradas son susprincipales argumentos arquitectónicos, además del arco, claro.
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1 comentario:
Qué tema tan interesante: banca y arquitectura. En Galicia, y más concretamente en A Coruña, el tema también da para ver, escribir y charlar bastante.
Saludos viajeros
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