Las principales fiestas religiosas de Atenas eran las Panateneas, en honor de la diosa defensora de la ciudad. El "cumpleaños" de Atenea se celebraba cada año: eran las pequeñas panateneas, celebradas en verano, a partir del día 28 del mes del hecatombeon. Desde el 566 ac., cada cuatro años, se celebraban las Grandes Panateneas, en las que participaba toda el Atica y estaba precedida de unos grandes juegos. Junto con los juegos ístmicos de Corinto, los píticos de Delfos, los nemeos y los Olímpicos, los juegos panatenaicos eran de los más famosos. Una diferencia: no eran panhelénicos, sólo aticos podían participar. Los Juegos comenzaban cinco días antes de la gran procesión de las Panateneas. A continuación, venían los certámenes de poesía y de canto.
Los juegos comenzaban con una marcha de los atletas al Ágora de Atenas donde ofrecían sacrificos y elevaban plegarias. La carrera del Stadion (184 m) era el inicio del concurso. El hippios o medio fondo (1000 mts.) era una de las de mayor fama. Sin embargo, los atletas más considerados eran los que practicaban el pentatlón, prueba combinada de disco, salto de longitud, jabalina, carrera y lucha. Dentro de las pruebas de lucha, la más popular era el Pancracio, combinación de lucha y pugilismo, hasta el agotamiento final.
En el cuarto día de las Panateneas se trasladaban los jegos al exterior de la ciudad. Allítenían lugar las competiciones ecuestres.
El quinto día de las fiestas estaba ya reservado sólo a Atenienses. Juegos y danzas tribales daban paso a una fiesta nocturna de música, canto y baile. Esa misma noche se realizaba la carrera de antorchas, con el fuego sagrado, por equipos de tribus y por relevos de 40 corredores, cuyo inicio era la Academia y acababa en el Partenon.
Nueve meses antes en la fiesta de las Calceas, la sacerdotisa de Atenea y las arréforas tejían un peplo o pieza de lana de 2x1.5 mts., destinado a envolver la estatua de Atenea Políada, protectora de la ciudad, que residía en el Erecteion. Era esta de madera y el peplo se le cambiaba todos los años.
El día de la fiesta la muchedumbre empezaba a congregarse en la puerta de Dipilón antes del amanecer. La procesión comenzaba con las primeras luces. A la cabeza, las arréforas y el peplo, la Gran Sacerdotisa y multitud de mujeres portando regalos. A continuación iban los oficiantes de los sacrificios con los animales. Detrás los metecos y los músicos, seguidos de los ancianos y los jefes del ejército, todos ellos con rama de olivo.
Tras ellos, los apobates o guerreros, a pie, a caballo o en carro, seguidos de los vencedores de los juegos y de la masa popular. La procesión discurría por la vía Panatenaica, para acabar subiendo a la Acrópolis. Agolpados por la estrecha senda, llegaban hasta los Propíleos donde se detenían. En el pequeño templo de la Victoria Aptera o Nike se elevaban sacrificios. La entrada al recinto sagrado estaba prohibida a extranjeros. Una vez alcanzada la cumbre, la procesión pasaba por delante del Partenon y se dirigía hacia el altar de Atenea, cerca del Erecteion. Las arréforas entregaban el pelo a las ergastinas, que lo llevaban dentro del Erecteion. Se sacrificaban los animales en su honor y eran devorados. Las fiestas acababan al día siguiente con las carreras de apobates y las regatas.
Esto es lo que Fidias y sus discípulos esculpieron alrededor del templo de Atenea en forma de friso. Estaba dividido el friso en dos series que partían del ángulo suroeste, discurrían por los laterales y se encontraban en la fachada este. En la cara oeste se escenificaban los preparativos ecuestres de la procesión, los ancianos y los músicos; en el extremo septentrional del friso este unas muchachas llevan vasos de libaciones. Delante de ellos aparecen los dioses: Poseidon con barba, Apolo, Artemisa, Afrodita y Eros, precediendo a los maestros de ceremonias. Sobre la entrada del templo, Hefestos y Atenea con otras figuras, entre ellas, Atenea Políada recibiendo un regalo de una sacerdotisa. El resto de figuras cambian de orientación para unirse al desfile inicial.
Sólo un detalle para los que puedan contemplarlo en el British Museum o en buenas imágenes: cada caballo muestra un gesto diferente, cada participante una actitud propia; y que decir de los peplos, de esos pliegues magníficos con los que Fidias nos regala... No hay relieve de la antiguedad que lo pueda superar.
Los juegos comenzaban con una marcha de los atletas al Ágora de Atenas donde ofrecían sacrificos y elevaban plegarias. La carrera del Stadion (184 m) era el inicio del concurso. El hippios o medio fondo (1000 mts.) era una de las de mayor fama. Sin embargo, los atletas más considerados eran los que practicaban el pentatlón, prueba combinada de disco, salto de longitud, jabalina, carrera y lucha. Dentro de las pruebas de lucha, la más popular era el Pancracio, combinación de lucha y pugilismo, hasta el agotamiento final.
En el cuarto día de las Panateneas se trasladaban los jegos al exterior de la ciudad. Allítenían lugar las competiciones ecuestres.
El quinto día de las fiestas estaba ya reservado sólo a Atenienses. Juegos y danzas tribales daban paso a una fiesta nocturna de música, canto y baile. Esa misma noche se realizaba la carrera de antorchas, con el fuego sagrado, por equipos de tribus y por relevos de 40 corredores, cuyo inicio era la Academia y acababa en el Partenon.
Nueve meses antes en la fiesta de las Calceas, la sacerdotisa de Atenea y las arréforas tejían un peplo o pieza de lana de 2x1.5 mts., destinado a envolver la estatua de Atenea Políada, protectora de la ciudad, que residía en el Erecteion. Era esta de madera y el peplo se le cambiaba todos los años.
El día de la fiesta la muchedumbre empezaba a congregarse en la puerta de Dipilón antes del amanecer. La procesión comenzaba con las primeras luces. A la cabeza, las arréforas y el peplo, la Gran Sacerdotisa y multitud de mujeres portando regalos. A continuación iban los oficiantes de los sacrificios con los animales. Detrás los metecos y los músicos, seguidos de los ancianos y los jefes del ejército, todos ellos con rama de olivo.
Tras ellos, los apobates o guerreros, a pie, a caballo o en carro, seguidos de los vencedores de los juegos y de la masa popular. La procesión discurría por la vía Panatenaica, para acabar subiendo a la Acrópolis. Agolpados por la estrecha senda, llegaban hasta los Propíleos donde se detenían. En el pequeño templo de la Victoria Aptera o Nike se elevaban sacrificios. La entrada al recinto sagrado estaba prohibida a extranjeros. Una vez alcanzada la cumbre, la procesión pasaba por delante del Partenon y se dirigía hacia el altar de Atenea, cerca del Erecteion. Las arréforas entregaban el pelo a las ergastinas, que lo llevaban dentro del Erecteion. Se sacrificaban los animales en su honor y eran devorados. Las fiestas acababan al día siguiente con las carreras de apobates y las regatas.
Esto es lo que Fidias y sus discípulos esculpieron alrededor del templo de Atenea en forma de friso. Estaba dividido el friso en dos series que partían del ángulo suroeste, discurrían por los laterales y se encontraban en la fachada este. En la cara oeste se escenificaban los preparativos ecuestres de la procesión, los ancianos y los músicos; en el extremo septentrional del friso este unas muchachas llevan vasos de libaciones. Delante de ellos aparecen los dioses: Poseidon con barba, Apolo, Artemisa, Afrodita y Eros, precediendo a los maestros de ceremonias. Sobre la entrada del templo, Hefestos y Atenea con otras figuras, entre ellas, Atenea Políada recibiendo un regalo de una sacerdotisa. El resto de figuras cambian de orientación para unirse al desfile inicial.
Sólo un detalle para los que puedan contemplarlo en el British Museum o en buenas imágenes: cada caballo muestra un gesto diferente, cada participante una actitud propia; y que decir de los peplos, de esos pliegues magníficos con los que Fidias nos regala... No hay relieve de la antiguedad que lo pueda superar.
1 comentario:
¡Qué chulo! No lo había visto...
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