Empezaríamos y no acabaríamos cantando loas a Brunelleschi y Alberti como arquitecto y constructor. Siempre que se estudia el Renacimiento sus obras aparecen colocadas en el "top ten", incluso antes que las de Piero della Francesca, Rafael o Tiziano. Si solo habláramos de arquitectura sus aportaciones a la creación de un estilo nuevo son tantas que, prácticamente, estaríamos haciendo un tema de la arquitectura renacentista solo con ellos dos.
Pero hay algo que ha perdurado más allá de sus puntuales aportaciones al estilo que luego se verán superadas por otros periodos y otros autores: su concepción del "palazzo", de las nuevas casonas urbanas destinadas a albergar a la nueva burguesía ascendente, que luego se convertirá en patrón básico para los palacios del estamento privilegiado hasta bien entrado el siglo XIX. Estamos hablando de un diseño que, con variantes, va a subsistir más de 400 años.
Brunelleschi con el Palazzo Pitti y Alberti con el Rucellai van a marcar cómo habrá de ser el nuevo palacio que sustituya, bien a los castillos-palacio desarrollados en Francia bajo los Valois y los Tudor o a las casas-fortaleza con torre propias de las ciudades italianas y la península ibérica.
Aplicando sus teorías constructivas, ambos optan por plantas cuadrangulares o rectangulares, es decir, cuatro lados iguales, cuatro fachadas. Con estas se iluminarán gran parte de las habitaciones pero para dar el mismo tratamiento a las habitaciones interiores y crear una zona de distribución de espacios, desarrollan el patio interior, a modo de claustro o de patio porticado en galería.
Vista exterior e interior del Palacio Pitti, en Florecia, construido por Brunelleschi en
Alzado de la fachada del Palacio Rucellai
Ambos toman como base tres plantas y techumbre. La planta baja es una zona de servicios comunes y de zonas de paso. Es, por tanto, una zona menos cuidada, decorada y de un mayor tamaño en altura. Sus vanos y puertas no estarán en consonancia con el diseño de las plantas superiores pues tienen un fin práctico y no estético. Así, se va a optar con decoraciones recias como los almohadillados y ventanales cuadrados.
Dos vistas de la fachada del Palacio Rucellai, construido por Leon B. Alberti en Florencia, en 1446
Las plantas nobles o de vivienda van a tener un tratamiento especifico, más elaborado en Alberti y en el Rucellai. Para marcar sus planteamientos geométricos y matemáticos van a optar por un modulo, un sistema de repetición que permita dar simetría, orden y regularidad a ambos pisos. Tan sólo se van a permitir variar el forma de la ventana o los límites de cada tramo -pilastras o semicolumnas en Alberti o nada como en Brunelleschi- para darle una mayor gracia al conjunto.
En ambos casos, los pisos altos denotan un mejor tratamiento de materiales y una mayor exquisitez en cuanto a la decoración y los acabados.
Clave para entender los ritmos compositivos está en la separación de los pisos por entablamentos falsos, decorativos, que rompen claramente la evolución de la fachada, creando espacios cerrados y finitos.
No olvidemos la superposición de órdenes en las pilastras de los diferentes pisos, en un claro guiño al Anfiteatro Flavio, extensamente estudiado por Alberti en su libro De re Aedificatoria.
Nada que no hubieran usado los romanos pero que ahora con estos dos "mostruos" alcanzará el éxito arquitectónico.
No olvidemos la superposición de órdenes en las pilastras de los diferentes pisos, en un claro guiño al Anfiteatro Flavio, extensamente estudiado por Alberti en su libro De re Aedificatoria.
Nada que no hubieran usado los romanos pero que ahora con estos dos "mostruos" alcanzará el éxito arquitectónico.
Detalle interior Rucellai y ventana del mismo palacio.
Para rematar todo el conjunto desarrollan dos opciones: Brunelleschi opta con la balaustrada que se convertirá con el tiempo en canónica, mientras que Alberti opta con mejor criterio estético por la cornisa o voladizo. Esta última se convierte en un cuerpo en sí mismo, ocultando la techumbre y rematando con mucho estilo el edificio.
Mirar años después a Andrea da Sangallo, a Miguel Angel Buonarotti, a Palladio, a Bernini, a Borromini, a Hardouin-Mansart o a muchos otros es ver, con variaciones, a Alberti y Brunelleschi.
Palacio Farnesio. Sangallo y Buonarotti
Villa. Palladio
Simplemente perfectos.
Info adicional si te interesa...
http://historiadelartetrigueros.blogspot.com.es/2011/03/comentario-del-palacio-rucellai-alberti.html
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