martes, 3 de mayo de 2011

Sullivan & Adler, grandes olvidados

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Frank Lloyd Wright, Peter Berens, Antoni Gaudí, Adolf Loos, Walter Grophius, Mies Van der Rohe, Le Corbusier, Thomas Rietveld, Vladimir Tatlin, Giuseppe Terragni, ... Es tal el despliegue de nombres que muestra la arquitectura europea de las dos primeras décadas del siglo XX que abruma a cualquiera. No sólo por las propuestas arquitectónicas sino por el grado de reflexión y de innovación que ofrecen en sus realizaciones. Nadie puede negar que entre estos nombres están los pilares, las bases de la arquitectura que vivimos y disfrutamos actualmente.

Igualmente, EE.UU despide el siglo con la escuela de Chicago pero la siguiente generación, ya trabajando en Nueva York, es de quitar el hipo: William van Allen, Philip Johnson, Harrison& Abramovitz, Eero Saarinen, Shreve, Lamb & Harmon o Raymond Hood muestran cómo los rascacielos de Chicago pueden ser ampliamente superados en altura, innovaciones técnicas o diseño.

Estas rutilantes estrellas del firmamento arquitectónico dejan en la sombra otros nombres que, por ser pioneros, PARECEN SER MENOS IMPORTANTES.

Louis Sullivan y Danmark Adler formaron la más innovadora y prestigiosa pareja de arquitectos norteamericana hasta su separación en 1895. Debió de ser una extraña pareja, no exenta de terribles discusiones y enfrentamientos. En realidad, Sullivan era el teórico de la arquitectura, el que planteaba y diseñaba las edificaciones, a veces sin tener muy en cuenta que sus acciones tenían repercusiones ingenieriles o estructurales de dificil solución. Adler era el contable, el hombre pragmático, el de los dineros, en lucha con los clientes y los números pero también un excelente ingeniero de estructuras que ya había destacado en la arquitectura del hierro. Adler siempre reconoció la mayor maestría en el diseño de Sullivan mientras que esté confiaba ciegamente en los cálculos de Adler.

Ambos diseñaron más de 180 edificios.
Aunque eran diseñadores de edificios comerciales, residenciales y de oficinas, el éxito les llegó con la construcción del Auditorium de Chicago, en 1886. Su excepcional acústica, el diseño del interior y sus ornamentos les llevó a la fama.

Cuando les plantearon enfrentarse a un rascacielos sus temores no vinieron por el lado de los cálculos estructurales, ni por las soluciones técnicas sino no por las dudas ante el diseño de una estructura tan colosal. Que fácil hubiera sido caer en la ornamentación historicista como hicieron Burnham & Roots o el propio Le Baron Jenney.



Sullivan fue lo suficientemente inteligente como para darse cuenta de que manejaba un icono cultural y económico de una ciudad y de una nación: los rascacielos. Estos edificios necesitaban una nueva estética que les alejara el historicismo imperante. Frank Lloyd Wright, su principal asistente, tuvo claro que el maestro estaba creando un estilo que, más adelante, se copiaría con la marca europea de Racionalismo.

El teorizó que todo rascacielos debe de tener tres grandes módulos de acción arquitectónica: uno, la visión a pie de calle, la visión pública donde el edificio debe de proveer a sus usuarios de espacios de reunión, de compras y las entradas al cuerpo principal del edificio; un segundo módulo que sería el de sus habitantes donde debe de ofrecer formas que permitan desarollar la vida o el trabajo de oficina lo mejor posible y, por fin, un tercer módulo arquitectónico, referido al equipamiento del edificio que debería de estar en el ático y oculto con formas que mejoraran el remate final de la obra. La fachada se convierte, pues, en el elemento donde aparecen las principales innovaciones puesto que lo estructural ya ha sido resuelto por los ingenieros. De ahi su ya famosa frase de "forms ever follow function". Hay que crear fachadas que se adapten tanto a la estructura como a las necesidades de los usuarios pero diseñando algo nuevo.

De todas sus obras, yo destacaría dos:
el Guarantee Building de Buffalo, NY, construido en 1894 y los Almacenes Carson, Pirie and Scott
(en un principio Schlesinger-Meyer) de Chicago, terminados en 1904.








Aunque el Guarantee ofrece algunas soluciones estéticas magníficas -como se puede ver en las fotos superiores-, son los almacenes Carson, Pirie and Scott la culminación de una idea y un proyecto de vida.

Debemos destacar la inexistencia de muro siendo éste sustituido por ventanas, de forma apaisada, largas y divididas en tres vanos de cristal que particamente convierten a las fachadas en "muros cortina" como los que luego popularizará la Bauhaus alemana.





Las ventanas también crean un ritmo horizontal, impropio de los rascacielos, que contrasta con la torre central donde las ventanas son verticales y más estrechas. Este juego lo veremos en muchos edificios del "estilo internacional", desarrollado desde los años 30.



La inmacualda blancura del edificio es debida a la utilización en la fachada de piedra blanca de Georgia, dejando la terracota original -más cara- para los bordes de las ventanas y un pequeño remate en la cornisa. Este efecto culmina la desaparición de la ornamentación de los edificios, rompiendo definitivamente con el historicismo.







Al no ser un edificio especialmente alto, los pilares de hormigón que sostienen la estructura son especialmente delgados salvo los pilares maestros del entramado. Ello permite una diafanidad interior, muy adecuada para unos grandes almacenes pero que no era aun típica de esa época. Hasta la llegada de los rascacielos de nucleo central no habrá edificios de gran altura tan luminosos y abiertos como este.





En fin, recordemos a Sullivan cuando nuestros ojos solo tengan mirada para las maravillas del futurismo, del constructivismo, de la Bauhaus o del "estilo Internacional".

Algunos enlaces de interés sobre este tema...
Los almacenes Carson, vistos por EnseñArte
Carson, Pirie & Scott in English

Louis H. Sullivan construye en la Gran Manzana
Breve biografía de Sullivan en castellano
Magnífica biografía de Sullivan pero en inglés
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4 comentarios:

Antonio Martínez dijo...

Acabo de estar en Chicago. He vuelto cargado de fotografía pero con la pena de no haber podida entar en el Carson porque está en reformas. Fantástica entrada. Saludos.

Javier Ridruejo dijo...

Ahgggggggg! Me matas de la envidia. Esto no se le dice a los amigos enredados...!!!

Antonio Martínez dijo...

Tranqui, Javier. Poco a poco lo podrás ir viendo en INICARTE.

Mimí- Ana Rico dijo...

Está genial el blog, felicidades.
Lo único y ya que actuas con voluntarios forzosos (una broma) sería que leyererais vosotros el texto y lo grabarais en mp3 (audacity es gratuíto), lo podéis alojar en podcast, (tienes sitios gratis) y creo que sería una motivación extra para los estudiosos del arte.
Si necesitas ayuda, dímelo.

How do you say in English...?

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