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Hoy, la historia va al revés que otras veces...Me explico.Estamos en Granada.
Ante el Cuarto de Comares, bajo el ronroneo del agua corriente, a la sombra del Salón de Embajadores, El ha tomado una decisión. No es una decisión fácil. Sabe que va a tener problemas. Tan sólo lleva diez años en este trabajo y le abruma pensar dónde se ha metido. Pavía ha sido la última alegría que recuerda. El resto, todo pesadumbres: Worms, el Papa, Francisco, el Turco, las Cortes Aragonesas,...y un sin fin más.
Lo cierto bajo ese tibio sol de primavera, todo parecía lejano. En su regazo, apoyada como a ella le gustaba, la mujer de su vida. Sí, increible. Había tratado con sus hermanas, con mujeres de múltiples países y casas reales pero bastaron dos horas antes de casarse para darse cuenta de que esa mujer era la mujer de su vida.
Estaba impresionado por su sonrisa, sus profundos ojos azules, su dulce olor y, sobre todo, por la seguridad con la que hablaba, el poderío de sus opiniones. A pesar de su corto castellano ya habían hablado de Garcilaso o de Baltasar de Castiglione. El, constantemente adulado, adivinó en ella un igual. Y, además, hermosa.
Lejos ya de los rigores de Sevilla, refugiados en Granada, El le propuso la idea: hacerle venir de Viena, dejárselo todo a Fernando, el adorado de los Castellanos. Refugiarse aquí, lejos del mundo. Construir un lugar donde compartir una vida. Ella aceptó a sabiendas de lo descabellado de la idea. Le encantaba verlo feliz.
Días antes, visitando las obras de la Catedral de Granada, el comendador de Uclés y el Arzobispo de Toledo le hicieron ver la conveniencia de no vivir en los palacios musulmanes y que sería de buen cristiano construir una nueva morada "acorde a los tiempos". Ella, conocedora de la obra de los maestros Buonarotti y de Sanzio, le recomendo a un discípulo de ambos recién llegado a España. Él, candoroso, aceptó sin rechistar aunque preguntó su nombre: "Dom Pero de Macciuca". Luis Hurtado de Mendoza, pensó Él, se encargaría de dineros y proyectos.
Días después, tuvo que partir. Se acababa de formar la Liga Santa de Cognac o Clementina: Clemete VII Papa, Enrique VIII, el Duque de Milán, Florencia y Venecia. Un ejército amaenzaba su dominio recien ganado en Pavía. " Cuius regio, eius religio; cuius regio, eius religio...!!!", gritaba por el Cuarto de los Leones manoteando sin parar y profiriendo insultos en su flamenco natal. Spira fue una puñalada de la que nunca curó.
Ante el último beso de despedida, peores noticias: Solimán acababa de derrotar a Luis II de Hungria y a su hermano Fernando en la batalla de Mohacs y Viena estába amenazada...No hay tregua para el amor.
Muchos años después, nuestro hombre vuelve a Granada. Solo. Ella ha muerto hace más de 13 años. Contemplando el Palacio que ambos mandaron levantar le venían las lágrimas a los ojos. Nunca lo llegó a habitar. No le gustaba: demasiado grande, demasiado frío, demasiado ...italiano. La fuerza de los recuerdos de aquellos días le aplastaba el alma. Hacía ahora 22 años.
Sin embargo, la fuerza de su esposa siempre estaba presente. Su amigo, su consejero le había regalado su bien más preciado: un retrato de ella, con era en aquellos días felices: con sus amadas perlas, leyendo al atardecer, gesto delicado... Muchas veces pasaba minutos embobado delante de el, pensando si su vida y su obra no habría sido un fracaso...si no habría desaprovechado lo mejor de su vida para pasar a la Historia.
Dos edificios, un príncipe y una princesa, un cuadro y un pintor son los protagonistas de nuestra historia...¿ Qué me puedes decir de ellos?
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